Para leer:
“Después los sacerdotes y los levitas se pusieron de pie y bendijeron al pueblo, y el SEÑOR los escuchó; su oración llegó hasta el cielo, el santo lugar donde Dios habita”. 2 Crónicas 30.27
Para pensar:
“La oración permite una viva ligación entre el lugar donde estamos
y Dios, que siempre quiere encontrarnos”.
Eugene Peterson – pastor, teólogo y escritor
Para tu meditación:
La oración no necesita de un lugar específico. Podemos orar en cualquier lugar. Lo más importante es tener una viva comunión con Dios cuando oramos. Mismo que nuestros sentimientos no nos aseguren que Dios está escuchando nuestras palabras, la fe declara que el Señor escucha nuestras oraciones.
La Palabra de Dios y sus promesas son la base de nuestra fe, no nuestros sentimientos. Por tanto, debemos orar siempre confiando en las promesas divinas. De esto resulta una importante enseñanza: la oración y la Palabra de Dios son inseparables.
También es importante recordar que Dios tiene deseo de encontrarnos, hablarnos por medio de su Palabra y escuchar nuestras peticiones, oír nuestras preocupaciones e inquietudes, responder nuestras preguntas y ayudarnos en nuestras limitaciones humanas. Cuando oramos el cielo parece estar más cerca.